El presente seminario se inscribe en una línea de investigación desplegada como tal a partir del proyecto “Autorías excéntricas de la Crítica Cultural en América Latina”, que formulé en 2017 para optar por una beca de investigación del Program of Latin American Studies (PLAS) de la Universidad de Princeton; y que al mismo tiempo inscribí en el Decanato de Investigación y Desarrollo de la Universidad Simón Bolívar en Venezuela, donde dirijo el Instituto de Altos Estudios de América Latina. A ella corresponden, hasta el momento: tres publicaciones en revistas especializadas del campo de los Estudios Críticos y Culturales latinoamericanos, que refiero aquí como lecturas complementarias; un “diálogo con Julio Ramos” titulado “Vida y Crítica”, que será publicado próximamente en Chile por la Universidad Católica de Valparaíso; y un par de seminarios impartidos en Caracas a nivel de postgrado, en la Maestría en Literatura Latinoamericana de la Universidad Simón Bolívar (2017), y a nivel de pregrado, en la Escuela de Letras de la Universidad Católica Andrés Bello (2017) —dos antecedentes que recupero ahora en una nueva versión reformulada y expandida.

En el marco de un interés manifiesto por los lugares de la crítica en los nuevos escenarios del presente, o por eso que de ella podría pensarse como expresión posterior y contraria a lo que en un principio se circunscribiera a la facultad de establecer juicios y descubrir errores —es decir, como “poscrítica”—, y con miras a generar otros paradigmas de aproximación a algunas derivas contemporáneas de la práctica en el ámbito de los estudios literarios, artísticos y culturales sobre América Latina, propongo la lectura de una serie de autores significativos de la (pos)crítica cultural latinoamericana: el brasileño Silviano Santiago (Formiga, 1936); los argentinos Sylvia Molloy (Buenos Aires, 1938), Josefina Ludmer (Córdoba, 1939 – Buenos Aires, 2016), Ricardo Piglia (Adrogués, 1941 – Buenos Aires, 2017) y Raúl Antelo (Buenos Aires, 1950); la francesa residenciada en Chile, Nelly Richard (Caen, 1948); la chilena Diamela Eltit (Santiago de Chile, 1949); y el puertorriqueño Julio Ramos (San Juan, 1957). Como si estuvieran en éxodo respecto de los parámetros que rigen una escritura académica cada vez más burocratizada, del ámbito institucional en el que operan sus protocolos y de los términos del pensamiento que la postula como “verdadera”, sin dejar de pertenecer del todo a una tradición de lectura crítica e investigación cultural especializada, nos sorprenden con la potencia de las transposiciones intelectuales que describen al interior de un campo cada vez más desdibujado, y de cara al cual parecen desplazarse problemáticos y problematizadores.

Sobre esta primera observación, se dibujan las interrogantes que atraviesan el seminario: ¿Cómo aproximarse a algunas derivas contemporáneas de la crítica cultural latinoamericana, a las transposiciones intelectuales que describen en sus recorridos, las formas en que se realizan y las finas correspondencias que insisten en tramar entre los fenómenos de lenguaje que hacen al tejido de la cultura en América Latina y los acontecimientos históricos, sociopolíticos, existenciales y corporales que trasluce su materialidad? ¿Qué nuevos problemas sugieren respecto de la práctica en tiempos de lo que Josefina Ludmer definió como “post-autonomía”? ¿En qué medida el “entre-lugar” como posición de discurso de una crítica cultural distinta refiere a la emergencia de una “autoría” alternativa a la “autoritas” académica de la cual toma distancia, sin buscar refugio por ello en las nuevas ficciones de autor propuestas desde la palestra pública del mercado de los semblantes que reina más allá de sus fronteras? ¿De qué manera estas transposiciones intelectuales se abren a una profanación de las formas normalizadas de la crítica que, en el acto de su propia contaminación, trama los modos de su supervivencia? ¿Cómo se verifica esta reflexión en la singularidad de cada “devenir excéntrico de la crítica cultural”, entre otras posibles que esperan también por una lectura de su diferencia?

El seminario comprende dos momentos de la misma reflexión. Durante las primeras cinco semanas, desarrollaremos el marco conceptual en el cual se inscribe nuestra lectura de los lectores e investigadores que nos ha parecido relevante destacar. Durante las semanas siguientes nos aproximaremos al pensamiento de cada uno de ellos monográficamente, a partir de un corte sobre la extensa producción que supone su estudio. El viernes de cada semana incorporaré a la página los textos que discutiremos a continuación. El lunes siguiente, mi elaboración de esos materiales. Y, a partir de ahí, iniciaremos el diálogo cada vez.